Clasificación de las lenguas.
Para clasificar la gran cantidad de lenguas del mundo,
los lingüistas han adoptado varios puntos de vista o criterios, de los cuales
interesan principalmente dos: el criterio
morfológico y el criterio
genealógico.
Clasificación
morfológica.
Examina las lenguas en cuanto a su forma o estructura y
llega a constituir grupos idiomáticos que son afines entre sí por la manera de
formarse aquéllas. De acuerdo a este criterio, se distinguen tres grandes
grupos de lenguas:
a) Monosilábicas
b) Aglutinantes
c) De flexión
Lenguas monosilábicas. Sus palabras son raíces que nunca cambian, ni se conjugan
ni se declinan. Una misma palabra puede ser verbo, adjetivo o nombre, según el
lugar que ocupe en la frase. En términos generales, estas lenguas desconocen
nuestras categorías gramaticales.
Son lenguas monosilábicas el chino, el birmano, el tibetano y el siamés.
Lenguas aglutinantes. Agrupan palabras yuxtaponiéndolas, pero sin fundirse
entre sí. Por mera unión externa de unas raíces con otras se forma la palabra
frase.
Son lenguas aglutinantes las hiperbóreas, las americanas, las
caucásicas, las malayopolinésicas, las uraloaltaicas, el japonés, …
Lenguas de flexión. Sus palabras constan de una raíz, a la cual se unen otros
elementos como son los morfemas que
se combinan con ella y entre sí formando una unidad indivisible. A éstas
pertenecen todas las indoeuropeas.
Las
lenguas de flexión se clasifican, a su vez, en analíticas y sintéticas.
Las sintéticas expresan las
relaciones gramaticales por medio de morfemas que se combinan con la raíz. En
cambio, las lenguas analíticas expresan
dichas relaciones valiéndose de preposiciones o de artículos, si se trata de
nombres, y de auxiliares, cuando se trata de verbos. El latín es una lengua sintética; el español es una lengua analítica.
Se
considera que la clasificación
morfológica no es adecuada. Los tres tipos lingüísticos mencionados no se
excluyen entre sí; sus límites son imprecisos y hay invasiones mutuas.
Clasificación
genealógica
Toma
como punto de vista, el común origen de varias lenguas, manifestado en la
afinidad que muestran entre sí. Entonces se dice que tales lenguas están
emparentadas, o bien, que constituyen una familia
lingüística.