miércoles, 2 de octubre de 2013


Orígenes del español. En la formación del español han intervenido elementos de dos clases:

 

            a) Elementos latinos.

            b) Elementos no latinos.

 

            Nuestra lengua es fundamentalmente de origen latino. Aproximadamente 75% de sus vocablos proceden del latín.

 

Elementos no latinos del español.

            Aunque el español es fundamentalmente de origen latino, en su formación han intervenido además los elementos siguientes:

 

a) Elemento preibérico, especialmente el vascuence o éuscaro.

b) Elementos ibérico, céltico y celtibérico.

c) Elementos fenicio y cartaginés.

d) elemento griego

 


 

 

·         Por intermedio del latín literario pasaron al español vocablos cultos de origen griego, como biblioteca, escena, comedia, coro, drama, gramática, filosofía, idea, melodía, metáfora, museo, oda, peristilo, rapsodia, retórica, sátira, sinfonía, tragedia y otros muchos…

 

·         A través del lenguaje popular latino hemos recibido en el español numerosas palabras.

 

Unas se refieren a fenómenos naturales ( como antro. Barranca, cima, gruta, horizonte, istmo), ora del reino mineral ( como piedra—con su enorme cantidad de derivados castellanos---, ágata, amatista, amoníaco, arcilla, berilo, calamina, cinabrio, cobre, cristal, diamante, metal, ónice), ya del reino vegetal ( como acanto, amaranto, caña--- con sus múltiples derivados castellanos---, crisantemo,, dragontea, esparto, frijol, geranio, miosotis, orégano, perejil, ruibardo, vino, zumo), ya del reino animal ( como crisálida, elefante, pulpo, rinoceronte).

 

            Otras se relacionan con la vida humana individual y colectiva ( como apoteosis, bodega y botica, celo, circo, cítara, cedra---arcaico, usado en Berceo y guitarra, chisme, disco, ensayo, epitafio, estadio, falange, féretro, hipódromo, melancolía, misántropo, palestra, pira, piropo, propina, triunfo).

 

·         En la época imperial romana se introdujeron muchos helenismos en el latín vulgar. De entonces proceden, entre otras, la palabra cada ( cuyo origen es la preposición griega cata, a la que dio un sentido distributivo: cada dos, cada tres) y los sufijos verbales izare, e ideare, y éstos, a su vez, del griego izein.

 

·         Por otra parte, el latín sirvió de vehículo porque trasladó del griego al español numerosas voces de carácter eclesiástico, valiosísima aportación lexicológica del cristianismo. Tales son ángel, apóstol, bautismo, blasfemia, católico, cisma, cristiano, Cristo, diablo, diócesis, Eucaristía, evangelio, exorcismo, herejía, iglesia, mártir, misterio, paraíso, y otras muchas.

 

·         A todo lo anterior debe de añadirse el enorme conjunto de denominaciones técnicas, puestas a objetos que la civilización  helénica no poseyó ( como microscopio, periscopio, telégrafo, teléfono, etc), pero cuyos elementos verbales se han tomado de la lengua griega.

 

e) Elemento germánico.

 

f) Elemento árabe, el más importante del latín.

·         En su aspecto lexicológico aportó al español términos de significación  bélica ( rebato, atalaya, almena,…) y, en general, referentes a los diversos órdenes de la vida:  abalorio, aceituna, acelga, aceña, acequia, adarme,  adelfa, alacena, alacrán , alambique,  alarife, alazán, albacea, albahaca, albañil, alboroto, aldea, alcabala, alcachofa, alcancía, alcanfor, alcantarilla, alcoba, alcohol, alféizar, almacén, almohada, álgebra, algodón, alquiler, ajuar, azufre, azote, azotea, azucena, arancel, azul, elixir, fanega, gandul, gañan, guarismo, haragán, jinete, jazmín, laúd, orangután, maquila, maravedí, naranja, noria, quilate, quintal, rabel, recua, retama, sandía, tabique, tambor, tarea, tarifa, tafetán, talismán, taza, zaguán, zanahoria,…

 

·         A los árabes debemos también la preposición hasta, las interjecciones ¡eh!, ¡hola!, ¡arre! y ¡ojalá!, los indefinidos fulano, mengano y zutano.

 

·         En su aspecto morfológico, adviértase la gran cantidad de palabras compuestas con el artículo al ( alberca, etc.), a veces reducido a la a ( azotea), y con el sufijo í, en palabras como aceituní, alhelí, baladí, bengalí, benjuí, carmesí, hurí, maravedí, etc.

 

·         La fonética española guarda restos de la influencia árabe. Así, la j inicial procedente de una s latina ( ej.: jugo de sucum; jarcia de sarciam; jeringa de syringam) y la conversión de la st latinas en z ( ej.: pastinacam, biznaga).

 

g) Elemento hebreo.

             En nuestro vocabulario han quedado varias palabras de origen hebreo, modificadas a través del latín.

 

            Son nombres propios ( como Abel, Abraham, Adán, Babel, Benjamín, David, Eva, Ester, Gabriel, Isabel, Ismael, Jacobo, Jesús, José, Judit, Lázaro, Manuel, Matías, Mesías, Miguel, Zacarías.

            Nombres comunes : aleluya, amén, cábala, edén, fariseo, hebreo, hosanna, jebuseo, jubileo, judío, querube, rabino, sábado, sefardí, serafín, …

 

h) Elemento americano

            A consecuencia del descubrimiento de América se introdujeron, desde fines del siglo XV, en el romance español numerosas voces procedentes de las lenguas indígenas americanas.

 

            De las Antillas, lenguas caribe y haitiana; tenemos: batata, cacique, caimán, caníbal, canoa, caoba, carey, colibrí, guayaba, hamaca, macana, maíz, papaya, piragua, sábana, tabaco, tiburón…

 

            Proceden de México las lenguas náhuatl, tarasca y maya, con palabras como aguacate, cacahuate, cacao, camote, chocolate, hule, jícara, nopal, petaca, tiza, tomate, y otras más.

 

            Son sudamericanas las lenguas aimará, quechua y guaraní, ejemplos: coco, tapir, tapioca, tití, alpaca, cancha, cóndor, guano, loro, llama, pampa, papa, puma, vicuña, …

 

i) Elemento de  lenguas modernas.

            Las relaciones culturales, históricas y comerciales de España con otras naciones europeas, especialmente Francia, Italia, Inglaterra y Alemania, han influido en nuestro vocabulario, enriqueciéndolo con voces incorporados ya en nuestro idioma.

 

·         Del francés hemos tomado palabras como bajel, billar, blusa, broche, bufete, burel, cadete, camión, corchete, cofre, dosel, ficha, furriel, galerna, hotel, jardín, manjar, miniatura, obertura, paje, parque, reproche, sargento, trinchar, vergel, …

 

·         Del italiano proceden alerta, bagatela, baqueta, bisoño, boleta, brújula, centinela, coronel, cucaña, chusma, escopeta, fachada, fragata, opereta, parapeto, pestaña, saltimbanqui, soneto, tesitura, …

 

·         Del inglés vienen babor, bote, dogo, dólar, cheque, líder, mitin, rifle, tranvía, trole, vagón, …

 

·         Del alemán tenemos blindar, blonda, bloque, boxeo, cuarzo, draga, rifa, sable, tonel, toalla, vals, y otras …