Sus diferencias. Entre el latín
culto y el latín vulgar hay
diferencias lexicológicas, fonéticas,
morfológicas y sintácticas.
Diferencias lexicológicas. En cuanto al léxico observamos las siguientes
peculiaridades:
1.
El latín vulgar introdujo palabras
indígenas o extranjeras que no había en el latín literario. Así, por ejemplo,
del céltico, alauda (alondra); del
griego, parábola (palabra) y spatha (espada) que suplantó al clásico
gladius o ensis, como dives fue sustituido por el germánico riks (rico).
2. El latín vulgar amplió o, por el contrario, restringió el sentido de
vocablos ya existentes en el lenguaje literario. Así, comparare (comparar) pasó a significar comprar; mulier (mujer en general), esposa; villa (casa de campo), ciudad; orbus (privado, huérfano), ciego; lectio (lectura), texto; cognatus (pariente o deudo
consanguíneo), cuñado; habet (tiene), hay, …
3. En la Romania ( o conjunto de pueblos conquistados y colonizados por
Roma) se preferían palabras desusadas entre los escritores. Ejemplos:
Latín culto Latín
vulgar Español
díscere apprehéndere aprender
pugna battalia batalla
os
(oris) bucca boca
equus caballus caballo
via caminus camino
domus casa casa
ludus jocus juego
edere comedere comer
pulcher formosus hermoso
4. Nota característica del latín
vulgar es también una marcada preferencia por los diminutivos. Ejemplos:
Latín culto Diminutivo Español
acus acúcula aguja
auris aurícula oreja
ovis ovícula oveja
clavis clavícula clavija
apis apícula abeja
luscinius lusciniolus ruiseñor.
5. Además se formaron por derivación
y composición numerosas voces:
a)
Verbos derivados de adjetivos ( amaricare
de amarus, español: amargar; altiare de altus, español: alzar).
b)
Verbos derivados de nombres ( carricare de
carrus, español: cargar).
c)
Voces compuestas, como biscoctum (
bizcocho ), indicibilis ( indecible ), timoratus ( timorato ), …
II. Diferencias fonéticas.
Por lo que se refiere al aspecto fonético, el acento de
intensidad prevaleció sobre el ritmo cuantitativo del latín clásico. Las
vocales largas se hicieron cerradas y las breves se convirtieron en abiertas,
quedando reducidas a siete las diez vocales del latín clásico.
Las
breves átonas e, i se transformaron en semiconsonantes y dieron origen al
elemento fónico yod, que hace surgir
sonidos palatales, como la ll y la ñ, ignorados en el latín literario.
En fin, se observan ya en el latín
vulgar características que habían de pasar a las lenguas romances y que antes
no existían: cambio del diptongo au
en o ( (orum por aurum ) y de i breve en e ( así, bebo por bibo y frecare por fricare).
III. Diferencias morfológicas.
En lo concerniente al aspecto morfológico triunfó la
tendencia analítica ( es decir, el afán de expresar con rodeos y en varias
palabras lo que el latín clásico expresaba sintéticamente).
Por eso desaparecieron las cinco declinaciones clásicas,
sustituyéndose las desinencias casuales por preposiciones; el comparativo
clásico ( brevior ) fue reemplazado
por una circunlocución ( magis breve );
a las formas pasivas simples sucedió una perífrasis, y, en fin, el futuro
imperfecto ( amabo ) fue sustituido
por el infinitivo y la correspondiente forma del verbo habére ( amare-habeo > amaré; amare-habetis > amaréis,…
En el latín vulgar surge el artículo y, para ello, se
acude a los demostrativos, considerados como simples acompañantes del
sustantivo. Ejemplo: ille homo: el
hombre, illa mensa: la mesa.
IV. Diferencias sintácticas.
Fueron evitándose paulatinamente las transposiciones o
interpolaciones de palabras entre dos vocablos concordantes, hasta que el
hipérbaton desapareció por completo en el latín vulgar.